O CEBREIRO - COMPOSTELA
Las 06’00 h., de la mañana, todavía es noche cerrada, los primeros 30 minutos patino de noche., sorteando los baches de la carretera sin verlos, a punto de ir contra el duro asfalto en varias ocasiones, esperaba hacer todo el camino en menos de 10 h., ya se vería se era capaz de conseguirlo, hace 16 años que lo hice por ultima vez y ahora no estaba tan bien de forma, a primera hora de la mañana la temperatura es de 6º, bastante frio teniendo en cuenta que a lo largo del día, alcanzaría los 35º.
De nuevo en O Cebreiro, esperando que esta ocasión fuese buena, ya que en la vez anterior la había desperdiciado por una avería el 30 de mayo, después de reparar los desperfectos de los patines podría de nuevo enfrentarme contra mí mismo y contra el descenso del puerto del Poio, así que el día 21 de Junio, empiezo de nuevo esta aventura en solitario con la idea de terminar el reto a ser posible sin averías, ni físicas ni mecánicas.
Los primeros 15 km., son fáciles y no suponen ningún esfuerzo serio, a pesar de ascender varias pequeñas cotas, como el alto de San Román y el alto do Poio, nada serio, lo realmente serio vendría a continuación con el descenso del puerto 13 km., la última vez que hice este descenso, hace 20 días, me tuve que retirar por la rotura de frenos, en esta ocasión vine preparado, con recambios suficientes y lo más importante con apoyo por carretera, lo que significa ir mas libre de peso, algo que se agradece y se nota en el tiempo final invertido.
El día me sorprende en pleno descenso, para entonces ya había conseguido un instrumento fundamental y muy útil, “un palo”, si un simple palo fue suficiente para controlar el descenso a una buena velocidad sin usar el freno para nada y lo más importante descansando las piernas, este sistema ya lo utilizaba hace años en los descensos durante las competiciones de esquí-alpinismo, lo llaman, “La Bruja”, y fue básico para esta aventura.
Alcanzo mi primer objetivo en Triacastela, en 00h 56’, 22 km., una buena media que vendría bien para dosificarla durante el día, tenía previsto realizar un pequeño descanso pero me encontraba bien y decido continuar del tirón hasta Sarria que se encontraba a 25 km., llego en 1h. 52’31’’, sigo manteniendo una buena media.
Sarria, después de 47 km., hago una parada para desayunar y descansar durante un buen rato, pero no tengo tanta paciencia y a las 08 h 15’ reinicio el recorrido, mi próximo objetivo es Portomarin, solo a 14 km. que hago en 15’24’’, una buena carretera prácticamente todo en bajada que me permite hacer trepidante descenso, alcanzo el puente con las piernas destrozadas, pero contento.
En esta bonita localidad aprovecho para descansar, más bien es un descanso técnico ya que hago un cambio de ruedas más apropiadas para afrontar el largo ascenso de 25 km., le tenía un poco de respeto a este tramo, no por la subida sino por el asfalto que pudiera encontrar, por suerte no fue tan mal como esperaba y alcanzo Palas de Rei, a las 11 h. 15’ , en esta localidad tenía previsto hacer la comida, pero con la buena marcha que llevaba, decido continuar hasta Arzua, que llego a las 12 h. 45’, casi 150 km., y solo 30’ de descanso, 15’ para almorzar y 15 para hacer el cambio de ruedas.
Después de comer salimos a las 14h.15’, poco a poco, entre la pesadez después la comida, los dolores musculares que hacía varias horas que estaban dando la lata y el mucho calor, hasta 35º, los últimos 35 km. fueron muy dificultosos, el ascenso de Amenal y el de Labacolla, fueron las puntillas que me hubieran dejado tirado si no estuviese a las puertas de Compostela, el descenso desde o Monte de O Gozo, fue un gran esfuerzo que no contaba, estaba grogui, muy tocado, pero también feliz por haber conseguido hacer de nuevo el camino y aun más feliz por haberlo conseguido en tan solo 8 h.01’13’’, esta es la 3ª vez que lo logro y espero hacer lo propio el próximo Xacobeo 2.010.
Durante el Xacobeo del 1993, ya lo había conseguido hacer en 8 h. justas, pero con la diferencia de haber recorrido 22 km. de mas porque la carretera de la Venta de Naron, estaba sin asfaltar y transportando encima el equipo necesario para la aventura, contento porque después de 16 años, aun me encuentro bien, ahora a recuperar las secuelas de este viaje, varias tendinitis, contracturas, rozaduras, quemaduras y lo más doloroso la lumbalgia y una posible rotura del gemelo izd., ya veremos si todo esto mereció la pena.
Pero estoy seguro de que si mereció la pena, de hecho ya pienso en el próximo objetivo, quiero recuperar pronto para entrenar y ponerme de nuevo en forma, para esta actividad y para otras.
La anécdota final fue recoger la Compostela, diploma que dan a todos los peregrinos al final del camino, en este caso no querían dármela ya que tan solo la otorgan a los que llegan a Santiago, a pie, en bicicleta o a caballo, consideran que hacerlo en patines no será lo bastante sacrificado, está claro que no saben lo que supone hacerlo de esta forma, finalmente las amistades hicieron el trabajo y finalmente ya la tengo conmigo en casa, a la tercera fue la vencida, ya que las anteriores ocasiones tampoco me la dieron, habría sido más fácil decir que vine en bicicleta, pero quería que se reconociera la forma de cómo lo hice, además es un método que nadie había hecho nunca.
De nuevo en O Cebreiro, esperando que esta ocasión fuese buena, ya que en la vez anterior la había desperdiciado por una avería el 30 de mayo, después de reparar los desperfectos de los patines podría de nuevo enfrentarme contra mí mismo y contra el descenso del puerto del Poio, así que el día 21 de Junio, empiezo de nuevo esta aventura en solitario con la idea de terminar el reto a ser posible sin averías, ni físicas ni mecánicas.
Los primeros 15 km., son fáciles y no suponen ningún esfuerzo serio, a pesar de ascender varias pequeñas cotas, como el alto de San Román y el alto do Poio, nada serio, lo realmente serio vendría a continuación con el descenso del puerto 13 km., la última vez que hice este descenso, hace 20 días, me tuve que retirar por la rotura de frenos, en esta ocasión vine preparado, con recambios suficientes y lo más importante con apoyo por carretera, lo que significa ir mas libre de peso, algo que se agradece y se nota en el tiempo final invertido.
El día me sorprende en pleno descenso, para entonces ya había conseguido un instrumento fundamental y muy útil, “un palo”, si un simple palo fue suficiente para controlar el descenso a una buena velocidad sin usar el freno para nada y lo más importante descansando las piernas, este sistema ya lo utilizaba hace años en los descensos durante las competiciones de esquí-alpinismo, lo llaman, “La Bruja”, y fue básico para esta aventura.
Alcanzo mi primer objetivo en Triacastela, en 00h 56’, 22 km., una buena media que vendría bien para dosificarla durante el día, tenía previsto realizar un pequeño descanso pero me encontraba bien y decido continuar del tirón hasta Sarria que se encontraba a 25 km., llego en 1h. 52’31’’, sigo manteniendo una buena media.
Sarria, después de 47 km., hago una parada para desayunar y descansar durante un buen rato, pero no tengo tanta paciencia y a las 08 h 15’ reinicio el recorrido, mi próximo objetivo es Portomarin, solo a 14 km. que hago en 15’24’’, una buena carretera prácticamente todo en bajada que me permite hacer trepidante descenso, alcanzo el puente con las piernas destrozadas, pero contento.
En esta bonita localidad aprovecho para descansar, más bien es un descanso técnico ya que hago un cambio de ruedas más apropiadas para afrontar el largo ascenso de 25 km., le tenía un poco de respeto a este tramo, no por la subida sino por el asfalto que pudiera encontrar, por suerte no fue tan mal como esperaba y alcanzo Palas de Rei, a las 11 h. 15’ , en esta localidad tenía previsto hacer la comida, pero con la buena marcha que llevaba, decido continuar hasta Arzua, que llego a las 12 h. 45’, casi 150 km., y solo 30’ de descanso, 15’ para almorzar y 15 para hacer el cambio de ruedas.
Después de comer salimos a las 14h.15’, poco a poco, entre la pesadez después la comida, los dolores musculares que hacía varias horas que estaban dando la lata y el mucho calor, hasta 35º, los últimos 35 km. fueron muy dificultosos, el ascenso de Amenal y el de Labacolla, fueron las puntillas que me hubieran dejado tirado si no estuviese a las puertas de Compostela, el descenso desde o Monte de O Gozo, fue un gran esfuerzo que no contaba, estaba grogui, muy tocado, pero también feliz por haber conseguido hacer de nuevo el camino y aun más feliz por haberlo conseguido en tan solo 8 h.01’13’’, esta es la 3ª vez que lo logro y espero hacer lo propio el próximo Xacobeo 2.010.
Durante el Xacobeo del 1993, ya lo había conseguido hacer en 8 h. justas, pero con la diferencia de haber recorrido 22 km. de mas porque la carretera de la Venta de Naron, estaba sin asfaltar y transportando encima el equipo necesario para la aventura, contento porque después de 16 años, aun me encuentro bien, ahora a recuperar las secuelas de este viaje, varias tendinitis, contracturas, rozaduras, quemaduras y lo más doloroso la lumbalgia y una posible rotura del gemelo izd., ya veremos si todo esto mereció la pena.
Pero estoy seguro de que si mereció la pena, de hecho ya pienso en el próximo objetivo, quiero recuperar pronto para entrenar y ponerme de nuevo en forma, para esta actividad y para otras.
La anécdota final fue recoger la Compostela, diploma que dan a todos los peregrinos al final del camino, en este caso no querían dármela ya que tan solo la otorgan a los que llegan a Santiago, a pie, en bicicleta o a caballo, consideran que hacerlo en patines no será lo bastante sacrificado, está claro que no saben lo que supone hacerlo de esta forma, finalmente las amistades hicieron el trabajo y finalmente ya la tengo conmigo en casa, a la tercera fue la vencida, ya que las anteriores ocasiones tampoco me la dieron, habría sido más fácil decir que vine en bicicleta, pero quería que se reconociera la forma de cómo lo hice, además es un método que nadie había hecho nunca.
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