Tenía tantas
ganas de empezar a caminar y escalar que casi me dejo la cuerda, con lo habría
pifiado la actividad, con la temporada tan avanzada aun no tenía una escalada
curiosa, la agenda a cero y lo más jodido era ver la mochila aun sin deshacer desde el intento invernal
de marzo en que planeamos tanto pero no pudimos hacer nada, no
recuerdo un inicio de año tan nefasto como este, hicimos muchos planes e intentos
pero todos fallidos, la meteo, el curre, los colegas, la familia, son muchas
cosas las que tienen que coincidir, aquí se demuestra que una vez más no se
pueden hacer planes con tanta antelación.
Pero por
fin llega junio y puedo liberarme de algunas tensiones, espero poder recuperar
en parte varias historias que se fueron quedando en la cuneta, pero será
imposible hacer y recuperar lo que se había planeado, al menos espero
que las actividades sean de calidad y acabar la temporada más bien que mal.
No tenía
prisa por retomar el reto de “30 años rompiendo uñas”, había tiempo y meses por
delante para poder hacer estas rutas y la verdad es que podía haber esperado un par de meses mas, seguro que disfrutaba mas y sufriría menos, a pesar de ello sabía que podía conseguirlo, tampoco era
cuestión de hacerla en la misma fecha de su apertura ya era imposible,
tampoco era lo previsto, quería hacerlas a lo largo del mismo año, Amanecer Incierto
fue abierta en septiembre y La Luna en Noviembre, así que daba igual el mes, por otro lado
si podía hacerlas en junio, me dejaría tiempo para otras visitas y hacer
otras escaladas. El hecho de escalar estas rutas tantos años después me hacía
ilusión y a la vez también suponía un buen reto para mí que no había vuelto a
escalar alguna como el caso de Treparriscos, otras sí que hice varias repeticiones,
sobretodo “Sagitario” que es la que más veces repetí, unas 10 veces.
Esperaba
ponerme al día en este reto de “30 años rompiendo uñas”, repitiendo las
aperturas de 1.985 y 1.986, y librarme de la tensión al menos una temporada completa olvidándome del Picu, en 1.987 no conseguimos
ninguna ruta en el Urriellu, pero si en otras montañas de picos de Europa, pero no
pudo ser y tendré que regresar al menos para intentar Amanecer Incierto.
No siempre se puede hacer lo que planeas en casa, allí es todo muy fácil, la hora de la verdad llega cuando estas bajo el paso clave de la ruta y ves como la euforia desaparece de golpe y que no puedes con el, le das vueltas, buscas algo donde poner la mano, tal vez un pequeño apoyo que no vi, pero no lo encuentras, al final tienes que desistir, habrá otro momento mejor para otro intento.
No siempre se puede hacer lo que planeas en casa, allí es todo muy fácil, la hora de la verdad llega cuando estas bajo el paso clave de la ruta y ves como la euforia desaparece de golpe y que no puedes con el, le das vueltas, buscas algo donde poner la mano, tal vez un pequeño apoyo que no vi, pero no lo encuentras, al final tienes que desistir, habrá otro momento mejor para otro intento.
VOL VE RE
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