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miércoles, 29 de octubre de 2014

Barranquismo en Galicia

                                                 Barranco de Sampaio

        El primer descenso completo, lo realizamos Rubén y yo en el otoña de 2.001, aquel lejano día, mi amigo y yo no esperábamos hacer ni encontrar nada en especial en este insignificante arroyo, pero al poco de entrar, aquel arroyo se va convirtiendo en un riachuelo y empezamos a darnos cuenta que tenía muy buena pinta, aunque no imaginábamos lo que nos esperaba más adelante. El barranco de Sampaio fue el primer descenso que descubrimos y descendimos en este apartado e impresionante rincón del rio Tines, (Concello de Outes), pero no seria el ultimo.

        Después de unos fáciles destrepes en los que vamos perdiendo altura y el agua ganando en velocidad, el ensordecedor ruido era el preludio de lo que nos esperaba  y nos va devolviendo poco a poco a la realidad, ya lo creo que nos sorprendió, lo que teníamos delante de nuestros asombrados ojos era espectacular.

        Sin apenas material, solo una cuerda de 25 m., no esperábamos descensos mayores, nos vemos en la obligación de hacer un arriesgado escape dejando una espectacular cascada en desplome a nuestra izda., “La cola de caballo”, así lo bautizamos, porque se parece mucho visto desde abajo, alucinábamos con este lugar y la pregunta que nos hacíamos era la siguiente, “Como era posible que este descenso aun estuviera virgen”.

        Desconociendo lo que nos esperaba aun por descender, tenemos que dejar la cuerda abandonada, en doble no llegaba al suelo y tenemos que rapelar en simple, de esta forma y escasamente alcanzamos la base.


 
     
        Por suerte conseguimos escapar por el monte, pero había que regresar a recuperar la cuerda y hacer la cascada y la parte del rio que nos quedaba por hacer, pensábamos que esto acababa allí, que era poco probable que el barranco tuviera continuación, pero comprendemos unos metros más abajo lo equivocados que estábamos, que este lugar era un autentico tesoro para nosotros, por la izquierda, bajan las cascadas que mas adelante bautizaríamos como el Ribeiriños y poco más abajo observamos atónitos 3 barrancos nuevos, un diamante sin tallar, para nosotros tener esto tan cerca de casa era un autentico regalo de los dioses.
 



 

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