El primer descenso completo, lo realizamos Rubén y yo en el otoña de 2.001, aquel lejano día, mi amigo y yo no
esperábamos hacer ni encontrar nada en especial en este insignificante arroyo,
pero al poco de entrar, aquel arroyo se va convirtiendo en un riachuelo y
empezamos a darnos cuenta que tenía muy buena pinta, aunque no imaginábamos lo
que nos esperaba más adelante. El barranco de Sampaio fue el primer descenso
que descubrimos y descendimos en este apartado e impresionante rincón del rio
Tines, (Concello de Outes), pero no seria el ultimo.
Después de unos fáciles destrepes en los que vamos perdiendo
altura y el agua ganando en velocidad, el ensordecedor ruido era el preludio de
lo que nos esperaba y nos va devolviendo
poco a poco a la realidad, ya lo creo que nos sorprendió, lo que teníamos
delante de nuestros asombrados ojos era espectacular.
Sin apenas material, solo una cuerda de 25 m., no esperábamos
descensos mayores, nos vemos en la obligación de hacer un arriesgado escape
dejando una espectacular cascada en desplome a nuestra izda., “La cola de caballo”, así lo bautizamos, porque se parece mucho visto
desde abajo, alucinábamos con este lugar y la pregunta que nos hacíamos era la siguiente, “Como
era posible que este descenso aun estuviera virgen”.
Desconociendo lo que nos esperaba aun por descender, tenemos
que dejar la cuerda abandonada, en doble no llegaba al suelo y tenemos
que rapelar en simple, de esta forma y escasamente alcanzamos la base.
Por suerte conseguimos escapar por el monte, pero había que
regresar a recuperar la cuerda y hacer la cascada y la parte del rio que nos
quedaba por hacer, pensábamos que esto acababa allí, que era poco probable que el barranco tuviera continuación, pero comprendemos unos metros más
abajo lo equivocados que estábamos, que este lugar era un autentico tesoro para nosotros, por la izquierda,
bajan las cascadas que mas adelante bautizaríamos como el Ribeiriños y poco más abajo observamos atónitos 3
barrancos nuevos, un diamante sin tallar, para nosotros
tener esto tan cerca de casa era un autentico regalo de los dioses.
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